Mes: enero 2018

El juego infantil (Etapa de 0 a 2 años)
El juego infantil (Etapa de 0 a 2 años)

Si observamos a los niños podemos comprobar que a medida que van creciendo juegan de manera diferente.

A lo largo de la etapa infantil podemos encontrar distintos estadios evolutivos referentes al tipo de juego y a la edad del niño.

  1. a) Estadio sensoriomotor, entre 0 y 2 años: predomina el juego funcional o de ejercicio.
  2. b) Estadio preoperacional, entre los 2 y los 6 años: predomina el juego simbólico.
  3. c) Estadio de las operaciones concretas, entre los 6 y los 12 años: predomina el juego reglado.

En el presente artículo, me voy a centrar en la etapa de uno a dos años.

El juego funcional o de ejercicio. Este tipo de juego es propio del estadío sensoriomotor. Estos juegos consisten en repetir una y otra vez una acción por el puro placer de obtener el resultado inmediato.

Estas acciones se pueden realizar tanto con objetos como sin ellos:

1.- Arrastrarse, gatear, caminar, balancearse…, son acciones que se consideran juegos de ejercicio con el propio cuerpo donde se domina el espacio gracias a los movimientos.

2.- Morder, chupar, lanzar, golpear, agitar, son acciones que se consideran juegos de ejercicio con objetos, donde se manipula y se exploran sensorialmente las cualidades de los objetos.

3.- Sonreír, tocar, esconderse, son acciones que se consideran juegos de ejercicio con personas, donde se favorece la interacción social.

Los beneficios del juego función o de ejercicio son los siguientes:

– El desarrollo sensorial.

– La coordinación de los movimientos y desplazamientos.

– El desarrollo del equilibrio estático y dinámico.

– La comprensión del mundo que le rodea.

– La autosuperación: cuanto más se practica, mejores resultados se obtienen.

– La interacción social con el adulto de referencia.

– La coordinación óculo-manual.

 

La evolución del juego funcional de uno a dos años.

En esta edad, el niño empieza a realizar acciones para conseguir un fin. Comienzan a tener una mayor comprensión de la realidad, como:

– encontrar un objeto escondido ante su vista.

– usar una forma de locomoción para alcanzar un objeto.

– Ofrecer un objeto a un adulto par que lo ponga en marcha.

– Utilizar un objeto como contenedor de otro.

– Dejar caer y tirar objetos.

Con el paso de los meses, dentro de esta misma etapa, los niños pueden intentar localizar, en un espacio cercano, un objeto que ha desaparecido, aunque no lo hayan visto desaparecer.

Además, intentan activar juguetes después de una demostración y empiezan a imitar gestos o movimientos que no pueden ver en sí mismo, con sacar la lengua, por ejemplo, siendo esta competencia aprovechada por el adulto para iniciar canciones en los juegos de interacción social que hacen referencia al esquema corporal.

Ya cercano a los dos años, el niño es capaz de activar un objeto mecánico por si mismo o buscar objetos en varios lugares.

En cuanto a la imitación, el niño es capaz de imitar todo tipo de acciones en ausencia total del modelo. Por eso, es frecuente ver a los niños en sus juegos empezando a hacer como si comieran de un plato vacío, como si hablaran por teléfono o hacer como si fueran a acostarse para dormir. Todas estas acciones son ya representaciones (hacer algo como en la vida cotidiana), pero jugando.

Este tipo de imitación abre las puertas a los niños al desarrollo del juego simbólico, que aparece a partir de los dos años y consiste en simular situaciones, objetos y personajes que no están presentes en el momento del juego.

Los juguetes recomendados en esta etapa de una a dos años son, entre otros:

– correpasillos y andadores, sobre todo al principio de la etapa.

– juguetes de arrastre con los que podrá jugar mientras camina.

– juguetes para manipular y de construcción, como los cubos, encajables, piezas de construcción grandes, mesas de actividades, teléfonos, pianos o cualquier tipo de juguete con botones y sonido.

– peluches interactivos que hablan, cantan o bailan.

– Libros con los que empiecen a incorporar conceptos, preferibles de pasta dura.

Todo esto acompaña a las pinturas de dedos, ceras, gomet o cualquier tipo de pegatina.

Para terminar esta etapa e iniciarles en la siguiente del juego simbólico, sería conveniente proporcionarles disfraces, ropita, figuras, tanto de animales como muñecas, coches, carritos, cocinitas,. Con todo esto, comenzará a representar su particular mundo de miniaturas.

La educación musical
La educación musical

En la educación infantil de cualquier niño o niña es necesario integrar la música como parte de la formación global del mismo. Ésta contribuye a la educación intelectual, corporal y emocional.  La música es un lenguaje que ayuda al niño a empezar a comunicarse y expresarse. El niño que vive en contacto con la música aprende a convivir de mejor manera con otros niños.
La música les aporta a los niños muchos beneficios como, por ejemplo, les da seguridad emocional y confianza, porque se sienten comprendidos al compartir canciones.
El aprendizaje a través de canciones infantiles, en las que las sílabas son rimadas y repetitivas, y acompañadas de gestos que se hacen al cantar, consigue que el niño o niña mejore su forma de hablar y entienda  el significado de cada palabra.
La música también es beneficiosa para los niños pues mejora su poder de concentración, potenciando su capacidad de aprendizaje. Además, facilita a los niños el aprendizaje de otros idiomas, estimulando su memoria.
Con la música, la expresión corporal del niño se ve más estimulada, ayudando al control rítmico de su cuerpo. A través de lamisca, el niño puede mejorar su coordinación.
En la etapa infantil, la música se sitúa dentro del área de comunicación y representación y, con ella, se pretende que los niños y niñas disfruten de la actividad, a la vez que fomenten su capacidad de expresión y comunicación.
Estas son muchas cosas por lo que es tan importante cantarles a los niños y marcarles un ritmo sonoro desde tan temprana edad.
Los niños aprenden cantando numerosos conceptos que más adelante serán esenciales para la vida cotidiana.
A parte de todo esto, las canciones infantiles les encantan a los niños porque son canciones divertidas, llenas de gestos y movimientos con letras graciosas.
La canciones ayudan a los niños desde que están en el vientre materno, una vez que nacen son capaces de reconocer las voces de las personas o canciones cantadas por ellas aunque sea con un gesto o una mirada. Después, ayuda a relajarlos y tranquilizarlos en el caso de las nanas y más tarde todo lo demás. En definitiva, la música nos ayuda y acompaña durante toda la vida.