Retirada del pañal

El control de esfínteres o el paso de un comportamiento reflejo automático a una conducta voluntaria se puede abordar alrededor de los dos años. La retirada del pañal es un proceso que requiere su tiempo y para hacerlo hay que realizar antes toda una labor educativa. Es  recomendable trabajar la atención, el lenguaje, motivar el interés por el aprendizaje, el conocimiento del esquema corporal…, en definitiva es poner las bases que contribuirán al desarrollo del niño y que en la mayoría de los casos lo hacemos sin darnos cuenta.

El control de esfínteres es el resultado madurativo en todos los órdenes, fisiológico, cognitivo y emocional. Por este motivo no todos los niños lo consiguen al mismo tiempo y hay que respetar el ritmo de desarrollo de cada uno de ellos.

El niño debe tener un desarrollo cognitivo que le permitan canal de comunicación verbal (comprender y utilizar palabras vinculadas a la necesidad), que sea capaz de imitar, de darse cuenta de sus sensaciones.

A nivel afectivo, este proceso va a suponer un gran ejercicio de independencia y responsabilidad, de toma de consciencia de las consecuencias de sus decisiones.

El adulto debe convertirse en un gran estratega de la imaginación y la motivación para hacer el control de esfínteres un reto atractivo y placentero y no una tarea tediosa y aburrida. También tendremos paciencia y comprensión. No tenemos que tener prisas. Aún así,  hay unas cuantas rutinas y trucos sencillos que se pueden poner en práctica para facilitar la tarea.

  1. Colocar un orinal con asiento en un sitio visible y conveniente. Transmitir al niño que es ahí donde él hará sus necesidades. «Este es tu orinal. Este es el que vas a usar (emplear los términos que utilice el niño para orinar y defecar)». Hacer ver al niño que se trata de su orinal «especial y maravilloso».

 

  1. Dejar que el niño se acostumbre al asiento. Elegir el momento en el que con más probabilidad el niño haga deposición (p.ej. después de las comidas). No obligar nunca al niño a sentarse en el orinal.

 

  1. Animar al niño a ver como padres o hermanos usan el retrete. Explicar «así es como hacemos caca». Dejar que el niño vea como marcha la caca al tirar de la cadena y le diga «adiós» con la mano (no hacerlo si el ruido o caída del agua asusta al niño).

 

  1. Intentar que el niño se siente en el orinal. Sin prisas ni esperar resultados inmediatos, pero si sucede, alabar al niño. Ir trasladando progresivamente el orinal hacia el cuarto de baño.

 

  1. En presencia del niño coger una deposición del pañal y tirarla al orinal. Decirle al niño que es allí donde deben estar la orina y las heces. Luego tirar el contenido del orinal al retrete. Decir «adiós, caca», en presencia del niño, al tirar de la cadena.

 

  1. Preguntar al niño durante el día ¿tienes ganas de hacer caca? para llamar su atención hacia las sensaciones corporales. Observar al niño para ver si presenta signos de micción o defecación inminente. Decir «vamos a quitarnos los pantalones y hacer caca». Ayudar al niño a quitarse la ropa y sentarse en el orinal. Dejarlo sentado todo el tiempo que quiera. Alabar el éxito, pero no criticar el fracaso. («Bueno, no querías. Vale, la próxima vez será»).

 

  1. Reforzar las características positivas del control de esfínteres en el niño (p.ej. «Como un niño mayor», «Tan bien como lo hace mamá», «¡Lo has hecho solo!») y alabar los éxitos cuando se consigan.

 

  1. Una vez que se ha establecido una pauta semiinconsciente de orinar o defecar en el orinal, preguntar al niño si quiere dejar los pañales y colocarse ropa interior «como un niño mayor” durante el día. Admirar al niño porque ya pantalones de niño mayor.

 

  1. Una vez que se ha conseguido el control, intentar que lo haga en el retrete.

 

  1. La continencia nocturna general se consigue unos meses después de que se haya logrado la diurna. No necesita una estrategia especial; simplemente preguntar al niño si desea probar a no tener pañal durante la noche.

 

Es importante que el niño haga caca sin pañal para evitar problemas de estreñimiento por aguantarse las ganas. Puede ser que las primeras veces se asuste o tenga miedo. Es normal, para él es todo nuevo.

El pipí no supone ningún problema simplemente que moje la ropa. Nunca regañarle, solo explícale  que se ha escapado y que tiene que tener cuidado la próxima vez.

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