LOS JUGUETES DE 0 A 3 AÑOS
Los juguetes y juegos pueden ayudar al niño/a en su desarrollo evolutivo. Dependiendo de la edad jugarán con unos juguetes u otros como se ve a continuación:
- JUGUETES DE 0 A 6 MESES: Para los recién nacidos lo mejor son los objetos que le obliguen a hacer un seguimiento visual, fomenten su discriminación auditiva y estimulen sus posibilidades motrices. Como por ejemplo son: móviles en las cunas, sonajeros…
- JUGUETES DE 6 A 12 MESES: A esta edad pueden adquirir juguetes que le ayuden a poner en marcha su motricidad gruesa y fina. Es el momento de los juguetes que flotan en el agua para el baño, pelotas, cubos para apilar…
- JUGUETES DE 12 A 18 MESES: En esta etapa como los niños/as ya están empezando a caminar se divierten con juguetes que le faciliten la coordinación de su cuerpo y su orientación espacial. Ya jugarán con instrumentos musicales. También se le puede estimular su lenguaje mientras juegan ya que a estas edades dirán sus primeras palabras.
- JUGUETES DE 18 A 24 MESES: A esta edad los niños/as prefieren los juguetes de movimiento. Como por ejemplo: triciclos, camiones, palas… También querrán juguetes como la cocinita, carritos, bebés, teléfonos…ya que empezarán a querer imitar lo de sus papás y mamás.
- JUGUETES DE 2 A 3 AÑOS: A esta edad los niños/as ya juegan participando con los demás, manejando su coordinación ojo-mano y desarrollando su observación, atención y memoria. Se divertirán con puzzles, cuentos con ilustraciones…
Cada niño nace con una capacidades innatas, sin embargo, es labor de los padres orientarles y guiarles para potenciarlas o, en caso de no tenerlas, estimularlas. Y es que hay habilidades que es necesario aprender para que los niños se desarrollen plenamente, como la capacidad de superación, el esfuerzo, el trabajo, la perseverancia, la autonomía o la fortaleza de carácter.
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El control de esfínteres o el paso de un comportamiento reflejo automático a una conducta voluntaria se puede abordar alrededor de los dos años. La retirada del pañal es un proceso que requiere su tiempo y para hacerlo hay que realizar antes toda una labor educativa. Es recomendable trabajar la atención, el lenguaje, motivar el interés por el aprendizaje, el conocimiento del esquema corporal…, en definitiva es poner las bases que contribuirán al desarrollo del niño y que en la mayoría de los casos lo hacemos sin darnos cuenta.
El control de esfínteres es el resultado madurativo en todos los órdenes, fisiológico, cognitivo y emocional. Por este motivo no todos los niños lo consiguen al mismo tiempo y hay que respetar el ritmo de desarrollo de cada uno de ellos.
El niño debe tener un desarrollo cognitivo que le permitan canal de comunicación verbal (comprender y utilizar palabras vinculadas a la necesidad), que sea capaz de imitar, de darse cuenta de sus sensaciones.
A nivel afectivo, este proceso va a suponer un gran ejercicio de independencia y responsabilidad, de toma de consciencia de las consecuencias de sus decisiones.
El adulto debe convertirse en un gran estratega de la imaginación y la motivación para hacer el control de esfínteres un reto atractivo y placentero y no una tarea tediosa y aburrida. También tendremos paciencia y comprensión. No tenemos que tener prisas. Aún así, hay unas cuantas rutinas y trucos sencillos que se pueden poner en práctica para facilitar la tarea.
- Colocar un orinal con asiento en un sitio visible y conveniente. Transmitir al niño que es ahí donde él hará sus necesidades. «Este es tu orinal. Este es el que vas a usar (emplear los términos que utilice el niño para orinar y defecar)». Hacer ver al niño que se trata de su orinal «especial y maravilloso».
- Dejar que el niño se acostumbre al asiento. Elegir el momento en el que con más probabilidad el niño haga deposición (p.ej. después de las comidas). No obligar nunca al niño a sentarse en el orinal.
- Animar al niño a ver como padres o hermanos usan el retrete. Explicar «así es como hacemos caca». Dejar que el niño vea como marcha la caca al tirar de la cadena y le diga «adiós» con la mano (no hacerlo si el ruido o caída del agua asusta al niño).
- Intentar que el niño se siente en el orinal. Sin prisas ni esperar resultados inmediatos, pero si sucede, alabar al niño. Ir trasladando progresivamente el orinal hacia el cuarto de baño.
- En presencia del niño coger una deposición del pañal y tirarla al orinal. Decirle al niño que es allí donde deben estar la orina y las heces. Luego tirar el contenido del orinal al retrete. Decir «adiós, caca», en presencia del niño, al tirar de la cadena.
- Preguntar al niño durante el día ¿tienes ganas de hacer caca? para llamar su atención hacia las sensaciones corporales. Observar al niño para ver si presenta signos de micción o defecación inminente. Decir «vamos a quitarnos los pantalones y hacer caca». Ayudar al niño a quitarse la ropa y sentarse en el orinal. Dejarlo sentado todo el tiempo que quiera. Alabar el éxito, pero no criticar el fracaso. («Bueno, no querías. Vale, la próxima vez será»).
- Reforzar las características positivas del control de esfínteres en el niño (p.ej. «Como un niño mayor», «Tan bien como lo hace mamá», «¡Lo has hecho solo!») y alabar los éxitos cuando se consigan.
- Una vez que se ha establecido una pauta semiinconsciente de orinar o defecar en el orinal, preguntar al niño si quiere dejar los pañales y colocarse ropa interior «como un niño mayor” durante el día. Admirar al niño porque ya pantalones de niño mayor.
- Una vez que se ha conseguido el control, intentar que lo haga en el retrete.
- La continencia nocturna general se consigue unos meses después de que se haya logrado la diurna. No necesita una estrategia especial; simplemente preguntar al niño si desea probar a no tener pañal durante la noche.
Es importante que el niño haga caca sin pañal para evitar problemas de estreñimiento por aguantarse las ganas. Puede ser que las primeras veces se asuste o tenga miedo. Es normal, para él es todo nuevo.
El pipí no supone ningún problema simplemente que moje la ropa. Nunca regañarle, solo explícale que se ha escapado y que tiene que tener cuidado la próxima vez.
El desarrollo infantil se refiere a los cambios que los niños/as atraviesan en todas sus dimensiones como persona, emocional y social, física y los prepara para una vida autónoma.
A medida que el desarrollo de los niños/as avanza sus reacciones emocionales van cambiando tanto en sus sistemas de expresión como en la creciente conciencia que los acompaña.
El desarrollo emocional se refiere al proceso por el cual los niños/as construyen su identidad, autoestima, seguridad y la confianza en sí mismos.
A continuación, se va a desarrollar la educación emocional según la edad,
- De 0 a 12 meses: Las emociones normalmente empiezan en la cuna, incluso antes de nacer, ya que al nacer el bebé está indefenso y dependiente del entorno que le rodea, el cual le presta la ayuda que necesita.
Durante los 3 primeros meses sus reacciones emocionales tanto si se sienten bien o mal son exageradas, como son el llanto, las reacciones positivas y la sonrisa.
A partir de los 4-5 meses aparece la rabia y el disgusto.
A partir de los 6-8 empiezan a reaccionar ante lo desconocido con tensión y miedo y a tener el sentido de la broma.
A los 9 meses expresan alegría, disgusto y rabia y también se dan cuenta si las personas están contentas o enfadadas.
- De 13 a 18 meses: En estos meses aparecen tanto los besos y abrazos y empiezan a ser más amorosos como también aparecen los celos.
- De 19 a 24 meses: En estos meses puede aparecer un período emocional de difícil manejo ya que el deseo de independencia y autonomía de los pequeños riñe con su necesidad actual de dependencia.
- De 25 a 36 meses: Los niños/as de estas edades pegan de un modo involuntario cuando no pueden conseguir algo que quieren, pero lo hacen sin intención de hacer daño.
En estos años también aparece la envidia a medida que descubre el sentido de la pertenencia.
Cuando pensamos en jugar, pensamos en juegos, jugar con muñecas, coches, correr, saltar, montar en bici, … pero no; JUGAR es más importante de lo que pesnamos no solo en el aspecto de diversión, sino como función educativa. En la etapa de 0 a 3 años hay que buscar cientos de técnicas de enseñanza-aprendizaje para que los niños/as presten atención y no se distraigan a la hora de enseñarles cualquier cosa, cuando le contamos un cuento, etc. Por eso lo más fácil es hacerlo através del juego o con materiales atractivos para ellos para que su atención se centre en nosotros. Uno de los objetivos primordiales que tenemos es MOTIVARLOS. Cuando queremos que los niño/as aprendan ciertos conceptos podemos hacerlo de muchas formas: con láminas de fotos, usando el ordenador, objetos y haciendo que ellos participen como forma de juego ya que para ellos será más fácil captar los conceptos y los objetivos que queremos conseguir. En la primera infancia se convierte en juego cualquier experiencia y es jugando como se realizan la mayoría de los aprendizajes.
El juego en los niños y niñas es imprescindible, no quiere decir que solo jugando aprendan los niños, solo que aprendizaje y juego van unidos para estas edades ya que en muy poco tiempo deben de aprender muchas cosas. Ya para que aprendan deben repetir las cosas varias veces que mejor que a través del juego ya que ellos lo usan para divertirse, para expresarse, comunicarse y ayuda a desarrollar la creatividad e imaginación.
Si observamos a los niños podemos comprobar que a medida que van creciendo juegan de manera diferente.
A lo largo de la etapa infantil podemos encontrar distintos estadios evolutivos referentes al tipo de juego y a la edad del niño.
- a) Estadio sensoriomotor, entre 0 y 2 años: predomina el juego funcional o de ejercicio.
- b) Estadio preoperacional, entre los 2 y los 6 años: predomina el juego simbólico.
- c) Estadio de las operaciones concretas, entre los 6 y los 12 años: predomina el juego reglado.
En el presente artículo, me voy a centrar en la etapa de uno a dos años.
El juego funcional o de ejercicio. Este tipo de juego es propio del estadío sensoriomotor. Estos juegos consisten en repetir una y otra vez una acción por el puro placer de obtener el resultado inmediato.
Estas acciones se pueden realizar tanto con objetos como sin ellos:
1.- Arrastrarse, gatear, caminar, balancearse…, son acciones que se consideran juegos de ejercicio con el propio cuerpo donde se domina el espacio gracias a los movimientos.
2.- Morder, chupar, lanzar, golpear, agitar, son acciones que se consideran juegos de ejercicio con objetos, donde se manipula y se exploran sensorialmente las cualidades de los objetos.
3.- Sonreír, tocar, esconderse, son acciones que se consideran juegos de ejercicio con personas, donde se favorece la interacción social.
Los beneficios del juego función o de ejercicio son los siguientes:
– El desarrollo sensorial.
– La coordinación de los movimientos y desplazamientos.
– El desarrollo del equilibrio estático y dinámico.
– La comprensión del mundo que le rodea.
– La autosuperación: cuanto más se practica, mejores resultados se obtienen.
– La interacción social con el adulto de referencia.
– La coordinación óculo-manual.
La evolución del juego funcional de uno a dos años.
En esta edad, el niño empieza a realizar acciones para conseguir un fin. Comienzan a tener una mayor comprensión de la realidad, como:
– encontrar un objeto escondido ante su vista.
– usar una forma de locomoción para alcanzar un objeto.
– Ofrecer un objeto a un adulto par que lo ponga en marcha.
– Utilizar un objeto como contenedor de otro.
– Dejar caer y tirar objetos.
Con el paso de los meses, dentro de esta misma etapa, los niños pueden intentar localizar, en un espacio cercano, un objeto que ha desaparecido, aunque no lo hayan visto desaparecer.
Además, intentan activar juguetes después de una demostración y empiezan a imitar gestos o movimientos que no pueden ver en sí mismo, con sacar la lengua, por ejemplo, siendo esta competencia aprovechada por el adulto para iniciar canciones en los juegos de interacción social que hacen referencia al esquema corporal.
Ya cercano a los dos años, el niño es capaz de activar un objeto mecánico por si mismo o buscar objetos en varios lugares.
En cuanto a la imitación, el niño es capaz de imitar todo tipo de acciones en ausencia total del modelo. Por eso, es frecuente ver a los niños en sus juegos empezando a hacer como si comieran de un plato vacío, como si hablaran por teléfono o hacer como si fueran a acostarse para dormir. Todas estas acciones son ya representaciones (hacer algo como en la vida cotidiana), pero jugando.
Este tipo de imitación abre las puertas a los niños al desarrollo del juego simbólico, que aparece a partir de los dos años y consiste en simular situaciones, objetos y personajes que no están presentes en el momento del juego.
Los juguetes recomendados en esta etapa de una a dos años son, entre otros:
– correpasillos y andadores, sobre todo al principio de la etapa.
– juguetes de arrastre con los que podrá jugar mientras camina.
– juguetes para manipular y de construcción, como los cubos, encajables, piezas de construcción grandes, mesas de actividades, teléfonos, pianos o cualquier tipo de juguete con botones y sonido.
– peluches interactivos que hablan, cantan o bailan.
– Libros con los que empiecen a incorporar conceptos, preferibles de pasta dura.
Todo esto acompaña a las pinturas de dedos, ceras, gomet o cualquier tipo de pegatina.
Para terminar esta etapa e iniciarles en la siguiente del juego simbólico, sería conveniente proporcionarles disfraces, ropita, figuras, tanto de animales como muñecas, coches, carritos, cocinitas,. Con todo esto, comenzará a representar su particular mundo de miniaturas.
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En la educación infantil de cualquier niño o niña es necesario integrar la música como parte de la formación global del mismo. Ésta contribuye a la educación intelectual, corporal y emocional. La música es un lenguaje que ayuda al niño a empezar a comunicarse y expresarse. El niño que vive en contacto con la música aprende a convivir de mejor manera con otros niños.
La música les aporta a los niños muchos beneficios como, por ejemplo, les da seguridad emocional y confianza, porque se sienten comprendidos al compartir canciones.
El aprendizaje a través de canciones infantiles, en las que las sílabas son rimadas y repetitivas, y acompañadas de gestos que se hacen al cantar, consigue que el niño o niña mejore su forma de hablar y entienda el significado de cada palabra.
La música también es beneficiosa para los niños pues mejora su poder de concentración, potenciando su capacidad de aprendizaje. Además, facilita a los niños el aprendizaje de otros idiomas, estimulando su memoria.
Con la música, la expresión corporal del niño se ve más estimulada, ayudando al control rítmico de su cuerpo. A través de lamisca, el niño puede mejorar su coordinación.
En la etapa infantil, la música se sitúa dentro del área de comunicación y representación y, con ella, se pretende que los niños y niñas disfruten de la actividad, a la vez que fomenten su capacidad de expresión y comunicación.
Estas son muchas cosas por lo que es tan importante cantarles a los niños y marcarles un ritmo sonoro desde tan temprana edad.
Los niños aprenden cantando numerosos conceptos que más adelante serán esenciales para la vida cotidiana.
A parte de todo esto, las canciones infantiles les encantan a los niños porque son canciones divertidas, llenas de gestos y movimientos con letras graciosas.
La canciones ayudan a los niños desde que están en el vientre materno, una vez que nacen son capaces de reconocer las voces de las personas o canciones cantadas por ellas aunque sea con un gesto o una mirada. Después, ayuda a relajarlos y tranquilizarlos en el caso de las nanas y más tarde todo lo demás. En definitiva, la música nos ayuda y acompaña durante toda la vida.
La conjuntivitis es una de las infecciones del ojo más común y se contagia muy fácil y rápidamente de unas personas a otras. Esto se produce por una inflamación del tejido fino y transparente que cubre el interior del parpado y la parte blanca del ojo.
Por eso que el ojo aparezca con color rojizo e inflamación de la parte blanca del ojo durante esta patología es normal.
Normalmente suele durar entre 7 o 15 días en los casos que se necesite un tratamiento y de 5 a 7 los que no.
Los síntomas pueden variar, pero por lo general son los siguientes:
- Picor e irritación del ojo.
- Legañas en los parpados o pestañas.
- Enrojecimiento del ojo.
- Secreción ocular.
- Sensación de tener arena en los ojos.
Normalmente los casos de conjuntivitis son leves y no hace falta ningún tipo de tratamiento.
Pero a veces hay que acudir al médico cuando tengamos estos síntomas:
-Visión borrosa.
-Dolor de ojo.
-Un enrojecimiento intenso del ojo.
-Afección que puede poner en peligro la visión del ojo.
Para evitar que se contagie esta infección de unas personas a otros hay que tomar unas medidas:
- Lavarse las manos.
- Evitar frotarse los ojos.
- NO ACUDIR AL CENTRO ESCOLAR EN 3 O 5 DÍAS.
- No compartir toallas, sábanas, etc.
En los últimos meses del año es cuando hay más riesgo de conjuntivitis vírica, ya que se asocia con la llegada fría del año.
NOTA: Este artículo se basa en nuestra experiencia personal, SIEMPRE acudir a personas especializadas (médicos) si se diera estos síntomas.
Hoy en día una buena alimentación es vital en un niño/a para que crezca sano y fuerte ya que comer bien no sólo afecta a su crecimiento físico sino también a su desarrollo intelectual.
A continuación, vamos a ver algunos consejos para una nutritiva alimentación infantil:
- La alimentación es la base necesaria para un buen desarrollo físico, psíquico y social de los niños/as.
- La práctica de deporte y una buena nutrición es una buena defensa contra numerosas enfermedades infantiles.
- Durante la infancia, los niños/as adquieren buenos hábitos alimenticios.
A continuación, vamos a ver la alimentación en distintas edades de niños/as:
- ALIMENTACIÓN PARA BEBÉS DE 0 A 4 MESES
Durante los primeros 6 meses la mejor alimentación es la leche materna. Se debe administrar durante las primeras semanas y si por la noche el bebé no se despierta es conveniente despertarlo para que coma, la toma se administrará cada 3-4 horas.
- ALIMENTACIÓN PARA BEBÉS DE 4 A 6 MESES
En esta edad el bebé empieza a ingerir nuevos alimentos. Primero comienza con la papilla de frutas por la tarde, la cuál le aporte muchas vitaminas y fibras.
También durante este período se deben introducir alimentos no lácteos.
En esta etapa se puede empezar con la cuchara ya que así el bebé saboreara mejor la comida y así se cambia la textura de líquido a triturado.
En esta etapa se les mete ya los cereales y frutas. Los cereales se les puede introducr a los 4-6 meses y se deben de coger los cereales sin gluten y ya apartir de los 7-8 meses se pueden mezclar los cereales.
Las frutas se introducen a partir de los 4-6 meses y empezarlas con papillas de frutas. Se empieza con la mezcla de la naranja, manzana y pera y después se le introduce una a una el plátano, la uva o la ciruela.
- ALIMENTACIÓN PARA BEBÉS DE 7 A 12 MESES
A los 7 meses el bebé probará la carne en las comidas. Se añade la ternera alternándola con el pollo en la comida. A partir del 9º mes en la cena le introducimos el pescado blanco.
Entre los 10-12 meses se introduce el huevo para la cena alternándola con el pescado una vez a la semana. Por ejemplo la tortilla francesa se introducirá a los 12-15 meses dependiendo de la habilidad que tenga el bebé de masticar.
- ALIMENTACIÓN PARA BEBÉS DE 1 A 2 AÑOS
En esta edad los niños/as empiezan con los alimentos troceados ya que puede comer todo tipo de alimentos.
En esta edad ya puede tener más de un plato variado, por ejemplo: como primer plato un puré de verduras, una sopa…, de segundo plato carne, huevo… y de postre un yogurt, fruta…
- ALIMENTACIÓN PARA NIÑOS DE 2 A 3 AÑOS
En estas edades ya empiezan a hacer 4 comidas diarias (desayuno, comida, merienda y cena) y en algunos casos pueden tomar un suplemento lácteo de leche con galletas antes de acostarse.
En la alimentación de niños/as de estas edades se incluye la carne, cereales, legumbres, huevo, pescado y leche y sus derivados ya que son más grandes y empiezan a comer más cosas.
En estas edades lo recomendable es compartir mesa y comida con ellos ya que así ellos se sientas más cómodos y adquieran más hábitos alimenticios y también empezar a fomentar el hábito del lavado de los dientes y que se hagan un cepillado tras las comidas principales para que poco a poco adquieran este hábito.
Category: Alimentación, Desarrollo, Educación
Para el psiquiatra infantil británico Bowlby, el chupete es un sustituto de la figura del apego, es decir, reconforta al niño cuando no estamos.
Antes de seguir cabe destacar que aunque el chupete tiene algunas ventajas, debe adaptarse fisiológicamente a la mandíbula del niño y dejar a la lengua espacio suficiente para moverse. Es igualmente importante que el chupete sea suave y flexible. Es recomendable que el “cuello del chupete” sea lo suficientemente delgado, para reducir la presión sobre las mandíbulas y los dientes.
Algunas ventajas e inconvenientes del chupete son las siguientes:
Ventajas
Calma al bebé pues su forma le recuerda el pecho materno.
Ayuda a dormirle. Al tenerlo en la boca, si se despertara por la noche, cualquier sobresalto le hará succionar de nuevo y volver a dormir.
Preferible que use el chupete a que se chupe el dedo o la mano.
Está demostrado que podría reducir el riesgo de muerte súbita
Inconvenientes
La dependencia que crea. Una vez que se acostumbran al chupete ya no se puede prescindir de él, hay que llevarlo a todos lados.
El uso abusivo y durante un largo período de tiempo puede ser perjudicial para su salud buco dental.
El momento de quitarlo es difícil de sobrellevar.
El uso abusivo por parte de los padres como recurso para calmar al bebé en lugar de usar otros métodos.
El chupete representa un alivio cuando tranquiliza al bebé y, en cambio, resulta intolerable verlo cuando crece todavía con él en la boca, con lo mayor que es ya. Entonces, se convierte en objeto de reproches y reprimendas para conseguir que se deshaga de él lo antes posible. Confiemos primero en nuestros hijos, que son mucho menos dependientes que nosotros mismos… Un día serán ellos los que ya no querrán el chupete. El hecho puede ocurrir por etapas: lo tiro, lo vuelvo a pedir cuando me hace falta, cuando estoy cansado… Hay que tener paciencia, no forzarles, aunque el chupete nos traiga de cabeza, porque cualquier esfuerzo puede conseguir el efecto contrario al que perseguíamos.