Ha llegado el verano, así que por el momento se acabaron los madrugones para ir al cole y, en muchos casos, las rutinas llegan a su fin. Eso sí, siempre se ha dicho que mantener unos horarios con los niños, aunque sea flexible, es algo beneficioso en el fomento de su autonomía. En este sentido, conviene mantener la actividad en los meses de verano.
Y es que, justamente en las vacaciones, los peques necesitan descansar después de un año en clases. ¡No es mala idea aprovechar este momento para reforzar lo aprendido por medio del juego!
No te pierdas este artículo en el que te damos ideas de actividades propias del verano para que tus hijos aprendan jugando. ¡Acompáñanos y diviértete también!
¿Por qué aprender jugando?
Porque con estas metodologías se garantiza que el niño observará una finalidad didáctica. Lo que quiere decir es que enseñanza y aprendizaje van de la mano, incrementando la motivación y facilitando el aprendizaje.
Por esta razón hay que tener en cuenta que la complejidad de los conceptos que se abordan tienen que adecuarse a su nivel de desarrollo. Se irá aumentando la dificultad según la edad y los conocimientos.
Actividades para aprender jugando en verano
A continuación, destacamos algunas actividades para aprender jugando en verano:
– Mapa del tesoro
Este juego consiste en crear un mapa con pistas para encontrar un tesoro o recompensa. De esta manera, se incentiva el ingenio y la imaginación, el niño practicará la lectura y el razonamiento y tendrá que tomar decisiones. El trabajo en equipo y la resolución de problemas son características clave de esta actividad.
– Inventar un cuento
De forma breve, que cada miembro de la familia escriba una historia en un par de párrafos, pudiendo agregar dibujos o un título, entre otras cosas. Con esta actividad podrás fomentar la planificación, la imaginación, la expresión gramatical, la ortografía y el trabajo de estructuras sintácticas. ¡El niño será escritor por un día!
– Desafíos matemáticos
Puedes hacer una ronda que incluya planteamientos con problemas matemáticos o acertijos diarios. Así, los niños mejorarán la lógica, el razonamiento y las competencias matemáticas. Una forma de hacer esta actividad es plantearles por la mañana el problema y que por la tarde tengan la solución al mismo.
– Escuela de cocina
Esta tarea puede consistir en cocinar todos juntos alguna receta fácil que los peques pueden elegir. Además de aprender a cocinar, también trabajarán la memoria, la planificación y funciones ejecutivas; además de ganar la capacidad de atención, responsabilidad y autonomía.
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Desde 1987 en Guardería TEO trabajamos con dedicación y amor en lo relacionado con servicios en el cuidado y educación de los peques de casa. Somos tu mejor respaldo en todo lo que tiene que ver con su desarrollo tanto en tiempos de clases como en vacaciones con nuestros consejos.
Explorar la parte intelectual y el talento de tus niños es algo que no puedes obviar durante el verano, así que siempre que puedas debes ser parte del desarrollo intelectual de tus niños.
El proceso de alimentación en la infancia es fundamental para sentar las bases alimentarias que acompañarán al niño durante el resto de su vida, así como para protegerlo de la aparición de posibles enfermedades relacionadas con la nutrición. El organismo de los pequeños se encuentra en desarrollo y por eso es imprescindible que reciban una alimentación saludable y equilibrada desde el mismo momento de la concepción.
Seguramente te gustaría contar con una orientación para crear hábitos alimenticios en tus hijos y ayudarte a que sigan una alimentación adecuada. Pues estás de suerte: te la ofrecemos a continuación.
¿Qué pasos seguir para una correcta alimentación en edad infantil?
Veamos cómo se pueden crear hábitos alimenticios en los niños de manera sencilla y hacer que coman de manera equilibrada:
1. Da ejemplo
Debes tener en cuenta que tus hijos te imitan en todo. Si eres de no comer verduras o fruta, ellos tampoco lo harán. Si das ejemplo, lograrás que incorporen toda clase de alimentos a su dieta, mejorando su crecimiento y desarrollo.
2. No desistas
Si tu hijo dice que algo no le gusta, deja pasar unos días y prueba nuevamente un poco más adelante; cambiando la cocción, la textura o la presentación es muy posible que su opinión respecto a un alimento varíe.
3. No obligues al niño a comer
Es mejor no obligar al niño a comer. Una mejor táctica es pedirle que pruebe lo que le sirves y asegurarle que, si algo no es de su agrado, no tendrá que comérselo obligatoriamente. Es mucho más importante que vayan probando diferentes alimentos a que limpien el plato comiendo siempre lo mismo.
4. No llenes los platos
Es necesario recordar que los niños necesitan porciones infantiles, su alimentación no es igual a la de los adultos y lo último deseable es un niño obeso.
5. Permite ciertos gustos
Te recomendamos que, de vez en cuando, permitas que tus hijos coman algún dulce: todo puede y debe consumirse en su justa medida y negárselo hará que lo deseen mucho más.
6. Haz que el agua sea la bebida preferida del niño
Recuerda que las bebidas azucaradas, incluyendo los zumos de frutas envasados, tienen un valor nutricional por debajo de su contenido calórico. Puedes permitir que los consuman, pero muy moderadamente. Recuerda que beber agua siempre es la mejor opción.
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Es un proceso mediante el cual el bebé o el niño debe abandonar su entorno familiar, que le proporcionaba seguridad y confianza, para ir descubriendo y adaptándose progresivamente a un nuevo medio desconocido: la escuela infantil.
El período de adaptación suele durar unos dos semanas, pero va a depender mucho de cada niño/a se puede alargar el tiempo si fuera necesario.
Las conductas más frecuentes pueden ser:
*Timidez, tristeza, rechazo al educador/a.* Otros niños/as, rabietas, llantos en el
momento de la entrada a la escuela, alteraciones del sueño, de la alimentación.
Durante varios días los niños actúan de esta forma ya que al volverlos a llevar a la escuela infantil volvemos a dejarlos en un lugar que no les gusta. Debemos ser pacientes tanto padres
como educadores ya que se les pasará. La persona que acompaña al niño/a debe de despedirse siempre, procurando que la despedida sea corta.
Una vez que el niño/a haya adquirido la seguridad y confianza en el centro infantil, con su educadora y con el apoyo de la familia, los niños ya juegan y utilizan los materiales del aula con independencia y autonomía, se sienten seguros y disfrutan.
LOS JUGUETES DE 0 A 3 AÑOS
Los juguetes y juegos pueden ayudar al niño/a en su desarrollo evolutivo. Dependiendo de la edad jugarán con unos juguetes u otros como se ve a continuación:
- JUGUETES DE 0 A 6 MESES: Para los recién nacidos lo mejor son los objetos que le obliguen a hacer un seguimiento visual, fomenten su discriminación auditiva y estimulen sus posibilidades motrices. Como por ejemplo son: móviles en las cunas, sonajeros…
- JUGUETES DE 6 A 12 MESES: A esta edad pueden adquirir juguetes que le ayuden a poner en marcha su motricidad gruesa y fina. Es el momento de los juguetes que flotan en el agua para el baño, pelotas, cubos para apilar…
- JUGUETES DE 12 A 18 MESES: En esta etapa como los niños/as ya están empezando a caminar se divierten con juguetes que le faciliten la coordinación de su cuerpo y su orientación espacial. Ya jugarán con instrumentos musicales. También se le puede estimular su lenguaje mientras juegan ya que a estas edades dirán sus primeras palabras.
- JUGUETES DE 18 A 24 MESES: A esta edad los niños/as prefieren los juguetes de movimiento. Como por ejemplo: triciclos, camiones, palas… También querrán juguetes como la cocinita, carritos, bebés, teléfonos…ya que empezarán a querer imitar lo de sus papás y mamás.
- JUGUETES DE 2 A 3 AÑOS: A esta edad los niños/as ya juegan participando con los demás, manejando su coordinación ojo-mano y desarrollando su observación, atención y memoria. Se divertirán con puzzles, cuentos con ilustraciones…
Si observamos a los niños podemos comprobar que a medida que van creciendo juegan de manera diferente.
A lo largo de la etapa infantil podemos encontrar distintos estadios evolutivos referentes al tipo de juego y a la edad del niño.
- a) Estadio sensoriomotor, entre 0 y 2 años: predomina el juego funcional o de ejercicio.
- b) Estadio preoperacional, entre los 2 y los 6 años: predomina el juego simbólico.
- c) Estadio de las operaciones concretas, entre los 6 y los 12 años: predomina el juego reglado.
En el presente artículo, me voy a centrar en la etapa de uno a dos años.
El juego funcional o de ejercicio. Este tipo de juego es propio del estadío sensoriomotor. Estos juegos consisten en repetir una y otra vez una acción por el puro placer de obtener el resultado inmediato.
Estas acciones se pueden realizar tanto con objetos como sin ellos:
1.- Arrastrarse, gatear, caminar, balancearse…, son acciones que se consideran juegos de ejercicio con el propio cuerpo donde se domina el espacio gracias a los movimientos.
2.- Morder, chupar, lanzar, golpear, agitar, son acciones que se consideran juegos de ejercicio con objetos, donde se manipula y se exploran sensorialmente las cualidades de los objetos.
3.- Sonreír, tocar, esconderse, son acciones que se consideran juegos de ejercicio con personas, donde se favorece la interacción social.
Los beneficios del juego función o de ejercicio son los siguientes:
– El desarrollo sensorial.
– La coordinación de los movimientos y desplazamientos.
– El desarrollo del equilibrio estático y dinámico.
– La comprensión del mundo que le rodea.
– La autosuperación: cuanto más se practica, mejores resultados se obtienen.
– La interacción social con el adulto de referencia.
– La coordinación óculo-manual.
La evolución del juego funcional de uno a dos años.
En esta edad, el niño empieza a realizar acciones para conseguir un fin. Comienzan a tener una mayor comprensión de la realidad, como:
– encontrar un objeto escondido ante su vista.
– usar una forma de locomoción para alcanzar un objeto.
– Ofrecer un objeto a un adulto par que lo ponga en marcha.
– Utilizar un objeto como contenedor de otro.
– Dejar caer y tirar objetos.
Con el paso de los meses, dentro de esta misma etapa, los niños pueden intentar localizar, en un espacio cercano, un objeto que ha desaparecido, aunque no lo hayan visto desaparecer.
Además, intentan activar juguetes después de una demostración y empiezan a imitar gestos o movimientos que no pueden ver en sí mismo, con sacar la lengua, por ejemplo, siendo esta competencia aprovechada por el adulto para iniciar canciones en los juegos de interacción social que hacen referencia al esquema corporal.
Ya cercano a los dos años, el niño es capaz de activar un objeto mecánico por si mismo o buscar objetos en varios lugares.
En cuanto a la imitación, el niño es capaz de imitar todo tipo de acciones en ausencia total del modelo. Por eso, es frecuente ver a los niños en sus juegos empezando a hacer como si comieran de un plato vacío, como si hablaran por teléfono o hacer como si fueran a acostarse para dormir. Todas estas acciones son ya representaciones (hacer algo como en la vida cotidiana), pero jugando.
Este tipo de imitación abre las puertas a los niños al desarrollo del juego simbólico, que aparece a partir de los dos años y consiste en simular situaciones, objetos y personajes que no están presentes en el momento del juego.
Los juguetes recomendados en esta etapa de una a dos años son, entre otros:
– correpasillos y andadores, sobre todo al principio de la etapa.
– juguetes de arrastre con los que podrá jugar mientras camina.
– juguetes para manipular y de construcción, como los cubos, encajables, piezas de construcción grandes, mesas de actividades, teléfonos, pianos o cualquier tipo de juguete con botones y sonido.
– peluches interactivos que hablan, cantan o bailan.
– Libros con los que empiecen a incorporar conceptos, preferibles de pasta dura.
Todo esto acompaña a las pinturas de dedos, ceras, gomet o cualquier tipo de pegatina.
Para terminar esta etapa e iniciarles en la siguiente del juego simbólico, sería conveniente proporcionarles disfraces, ropita, figuras, tanto de animales como muñecas, coches, carritos, cocinitas,. Con todo esto, comenzará a representar su particular mundo de miniaturas.
El desarrollo de un niño de 0 a 3 años es muy importante para su aprendizaje, a veces los padres pensamos que nuestros hijos juegan para entretenerse pero no es así. Jugando los niños aprenden, desarrollan habilidades motoras y sociales y cada uno de sus aspectos infantiles como imaginación, destreza y creatividad.
Ya que se acerca una época del año donde se regalan juguetes aquí os dejo unos consejos que os pueden servir de ayuda para escoger el juguete apropiado para el crecimiento neurológico de vuestros hijos.
Es muy importante escoger unos juguetes adaptado a su edad los niños no necesitan muchos juguetes sino una variedad para los distintos tipos que estimulen sus sentidos:
-Para los niños que han empezado andar es aconsejable juguetes de arrastre como corre pasillos, andadores o juguetes de cuatro ruedas que sean estables.
-Las pelotas grandes de tela o plástico ya que permiten al niño correr de un lado a otro.
-Los juegos de construcciones de piezas grandes de plástico, los coches o camiones grandes para empujarles.
-Incluso algunos instrumentos musicales como el tambor, piano, xilófono…
-Para los bebes los sonajeros que hacen ruido y libros de tela o plástico donde vean mucho color y los puedan manipular.
-Para los niños de dos años la plastilina también fomenta su motricidad fina y desarrollan habilidad, las cocinitas, las muñecas, triciclos, teléfonos de juguete, puzles, libros de cartón incluso los disfraces.
